Gestión de personas: Los quejicas crónicos

Los quejicas crónicos pueden absorberte toda tu energía y la de tu equipo y hacer que todos quieran renunciar. Sus comportamientos tóxicos pueden llegar a crear un ambiente irrespirable en el departamento, dañando con ello el bienestar psicológico, motivación y desempeño de todo el equipo.

Este tipo de colaboradores se encuentran en un estado permanente de quejas y lamentos infundados. Estos individuos se escudan en una personalidad victimista, aunque la mayoría de las veces es un proceso consciente, en ocasiones también puede ser un comportamiento no consciente, de una forma u otra, con ello consiguen liberarse de cualquier responsabilidad en sus acciones y culpabilizan al resto de todo lo que les ocurre.

Por otro lado, también puedes ver esta situación como una oportunidad para obtener una valiosa información sobre la realidad del departamento. En este artículo compartiré algunos consejos para gestionar de forma eficiente a los quejicas crónicos.

Características de los quejicas crónicos.

Los quejicas crónicos distorsionan sistemáticamente la realidad

Los quejicas crónicos creen sinceramente que todo lo que les ocurre es culpa de otras personas; nunca asumen su propia responsabilidad de sus acciones y las consecuencias de las mismas. El problema de fondo es que ven la realidad de forma distorsionada, con un locus de control externo. Tienden a pensar que tanto las cosas positivas como los malos momentos dependen de causas externas a su voluntad y que ellos no tienen control ninguno de lo que les pasa.

No es menos cierto que en ocasiones suelen exagerar inconscientemente lo negativo, de tal modo que caen en un fuerte pesimismo que les impide ver las cosas positivas de la vida.

El lamento constante les refuerza

Este tipo de actitud les libera emocionalmente en el corto plazo, aunque esto pueda tener consecuencias negativas en su autoestima en el largo plazo. Los quejicas crónicos creen que su situación personal se debe a los malos comportamientos de los demás y de las circunstancias ajenas a ellos, por tanto, no se sienten responsables de nada de lo que les ocurre. En consecuencia, se pasan el día lamentándose, hasta el punto que encuentran un importante refuerzo en la queja. De esta manera, refuerzan su rol de víctimas y llaman la atención de las demás personas del equipo.

Ni siquiera son capaces de alzar la mano y pedir ayuda, se limitan a lamentarse por sus desgracias, buscando de forma consciente o inconsciente, atención y protagonismo.

Parte de los objetivos de los quejicas crónicos es encontrar culpables

El estado de víctima también va muy asociado a una actitud desconfiada. Suponen que los demás siempre se mueven por intereses oscuros y las personas actúan de mala fe contra ellos. Por esta razón, analizan al milímetro cualquier gesto de los otros integrantes del equipo, intentando descubrir algún agravio, por pequeño o inexistente que sea, para reforzarse así en su rol de víctimas.

Luz al final del túnel

Todo este tipo de comportamientos son los síntomas de una grave enfermedad que tendrás que diagnosticar como líder. Es posible que estas personas no se sientan atendidas ni escuchadas y si eres capaz de sacarles de su espiral de quejas y lamentos, puedes hacer de ellos personas más efectivas y pondrás, tanto tú como tu equipo, beneficiarte de sus ideas y perspectivas.

Este tipo de personas suelen tener una visión pesimista de la realidad y su forma analítica y escéptica de ver las cosas puede ser un verdadero activo que puede ayudarte a detectar posibles amenazas en tus planes de acción, enriqueciendo con ello tu toma de decisiones estratégicas y operativas. El desafío es ayudarlos a extraer ese valor sin arrastrarte hacia un vórtice de cinismo y quejas.

Algunos consejos que pueden ayudarte a gestionar quejicas crónicos

Identifícalos

Toma consciencia e identifica qué personas de tu equipo están activando este tipo de comportamientos. La metodología DISC que analiza y predice el comportamiento humano te puede ayudar de forma muy eficiente a analizar e identificar este tipo de conductas.

No dejes que los quejicas crónicos te lleven al lado oscuro

Has de intentar que no te enreden en su juego de manipulación. No debes aceptar que te intenten hacer sentir culpable de sus problemas.  Hazles ver que esos comportamientos no aporta nada positivo y que es mejor enfocarse en las posibles soluciones a los problemas que describen. Si están dispuesto a encontrar salidas a sus problemas, debemos echarles una mano y hacerles notar que estamos con ellos.

Empatiza con los quejicas crónicos. 

Puede ser un gran error acusarlos y señalar sus comportamientos. Si lo haces, puedes activar sus mecanismos de defensa y dinamitarás cualquier puente de comunicación con ellos. Ellos se pondrán a la defensiva y negarán cualquier tipo de acusación hacia ellos. Es por ello que debes ser capaz de empatizar y entender qué les ha llevado a esta situación. Indaga sobre todos los asuntos que les preocupa e intenta transformar su distorsionada forma de ver la realidad en hechos concretos y específicos.

Este tipo de preguntas pueden ayudarte con ello: ¿qué te preocupa? ¿Dame más detalles? ¿Dónde específicamente estás observando esa situación? ¿Cuéntame un hecho concreto con respecto a esto? ¿Qué consecuencias puede acarrear esta situación?

Apunta todo lo que ellos comentan y parafrasea su discurso mientras verbalizan su realidad. Se sentirán escuchados y atendidos, recuerda que parte de su intención positiva es llamar la atención.

Llévalos a la acción.

Una vez atendida, escuchada y analizada su realidad es hora de que les enfoques en la solución para que dejen de observar el problema. Pregúntales cómo creen que pueden abordar esta situación. Esta pregunta les enfoca en las posibles soluciones, aunque puede ser que te contesten que no tienen ni idea por donde abordar el problema. Si esto fuera así, puedes proseguir con esta otra pregunta: y si lo supieras, ¿qué dirías? Esta pregunta parece tonta, pero en ocasiones las personas, las personas se callan por miedo a ser juzgados y menospreciados, al formularla de esta manera le invitas a hablar y a relativizar sus posibles soluciones.

Ahora es tu turno.

Una vez que has escuchado a este tipo de personas y atendido sus necesidades y posibles soluciones, te toca a ti mover ficha. Es hora de agradecer el haber tenido esta conversación. Hacerles ver que te ha enriquecido y que te ha ayudado a tener otras perspectivas. Quédate con todo lo que te sirva e implementa algo, por poco que sea, de lo que te hayan compartido. Seguro que algo puedes rescatar.

Invítale a que comparta en adelante otras cosas que le pueden dañar e invítale a que prepare posibles soluciones a los problemas que ve. Hazle ver que serán bienvenidos. Con ello, lo empoderarás y aumentarás su autoestima.

Y tú … ¿Qué haces para gestionar a los quejicas crónicos? Seguro que tienen grandes consejos que sin duda ayudarán a enriquecer este artículo. Los espero en los comentarios.

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